A lo largo de la historia del ser humano podemos observar que siempre en todo lugar, en todo tiempo se ha definido un patrón en cuanto a la relación interna de una comunidad, el dominante y los dominados, el macho alfa, el cacique, el rey, el emperador, etc.
A pesar de los años, la experiencia y toda la historia por la que la humanidad ha pasado hasta llegar a este año, el patrón no ha cambiado, y cada vez se refleja más en todo lado.
En la era de la tecnología digital se nota el reflejo por lo que nosotros los humanos hemos pasado; una forma clara de evidenciar esto son las redes sociales, una comunidad virtual de la que la mayoría de los habitantes del planeta ya somos miembros.
En esta comunidad observamos el patrón jerárquico que hemos construido en los años, llámese de democracia o popularidad, y no sólo en las redes sociales encontramos que el poder lo manejan siempre personas, a veces son marcas, entidades reconocidas que son capaces de manipular las masas.
La cuestión no está en seguir o no seguir, la cuestión verdadera está en el por qué seguir y por qué no seguir; el criterio que tenemos de decidir en que debemos creer y en que no, nos generará una mejor percepción de libertad.
Es claro saber que el patrón de mando no cambiará pase lo que pase, siempre estaremos regidos por una creencia a la cual seguir, pero en lo que si podemos cambiar es ser menos manejables y transcendentales a la hora de leer información en una pantalla.
Hoy en día una relación sentimental le da más importancia a lo que pasa en las redes que en la misma vida real y pienso que esto nos está llevando a ser más obsesivos y controladores.
Entonces, ¿Nos seguiremos dejando manejar por las redes sociales? O ¿creamos una personalidad más fuerte ante el mundo digital? Recordemos que nuestros hijos son quienes entrarán más adelante en la comunidad virtual.
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